Así como el vandalismo en Estados Unidos no devolverá a la vida a George Floyd, tampoco las invasiones a otros Países deshacen los atentados del 9/11 en Nueva York (que ellos mismos indujeron).
Lejos de acabar, las protestas se vuelven cada vez más violentas y pierden el respeto hacia las autoridades que antes solíamos creer «intocables», es decir quién iba a decir que los manifestantes se atreverían a quemar infraestructura en la misma Casa Blanca y que Trump terminaría escondido en un Bunker !?.

Ya habíamos hablado de la caída de Estados Unidos en el contexto del COVID-19, y su inminente sublevación popular en el País con la mayor desigual social del planeta. Pero esto no significa que estamos viendo el fin, estas protestas pasarán y Estados Unidos volverá a la «normalidad», si.
Las «revoluciones» ocupan un liderazgo y en Estados Unidos no la hay, lo que se vive es parte significativa de una sociedad Capitalista que muere poco a poco y que sin duda seguirá dando señales de cansancio popular que seguramente causará episodios como estos a lo largo de los siguientes años.
Estados Unidos ya no es un País industrial según la teoría del «Capital», es un País que vive de las rentas financieras y la especulación, una razón de la actual crisis porque depende del trabajo de otros, los obreros, oficinistas y demás trabajadores que soportan las ganancias de unos pocos sin recibir lo justo.
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